miércoles, 24 de octubre de 2012

Darío Dubois

Comentado por Anibal Smith y Kevin Dubrow en el Programa 3


Quizás el personaje más especial que escupió el ascenso argentino en su larga historia. Se hizo conocido por haber salido a jugar algunos partidos con la cara pintada, pero detrás del maquillaje y sus habituales excentricidades se escondía la cabeza de un tipo muy inteligente, buen compañero, humilde y crítico del ambiente contaminado del fútbol.
De valores bien firmes, se encargó de dejar en evidencia las miserias que habitan entre los jugadores y los dirigentes. Peleó dentro de la cancha hasta quedar exhausto. Y fuera de ella imitó la postura. Hasta que un mal día se fue de este mundo en un episodio no esclarecido en el que recibió dos balazos.
Se había iniciado en Yupanqui en 1994 y después vistió diferentes camisetas del ascenso, como la de Atlético Lugano (1995/97 y 2001), Ferrocarril Midland (1998/99 y 2001/02), Deportivo Riestra (1999/2000), Laferrere (2000), Cañuelas (2001) y Victoriano Arenas (2002/04).
Sus anécdotas se cuentan de a montones. Quizás la más llamativa tiene que ver con la máxima locura que se haya visto alguna vez en estadio argentino. Darío, incentivado por el Black Metal, se pintó la cara cuando jugaba en Midlan para afrontar un clásico ante Argentino de Merlo. La práctica no quedó ahi. La repitió varias veces hasta que se lo prohibieron.

Nota completa: En Una Baldosa

Proyecto documental: @DuboisDocu

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