lunes, 18 de marzo de 2013

El ascenso : El fútbol hecho pelota.

Recomendado por Francisco en el Programa 14


En general, el fútbol de estos tiempos tiene como prioridad la ganancia para los empresarios y representantes con el aval de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), y paralelamente, -vaya paradoja- en las tribunas se va imponiendo la denominada "cultura del aguante". Así, las antiguas entidades sin fines de lucro quedaron como un sello de goma. El viejo Sportivo Barracas hoy es el privatizado Barracas Bolívar y juega en la ciudad bonaerense homónima; para dirigir los técnicos llevan sus sponsors; los jugadores llevan sus representantes, algunos dirigentes pagan viáticos con Planes Trabajar y los hinchas se preocupan solamente por salir en televisión para mostrar quién la tiene más grande. A pesar de todo, algo del pasado sigue presente. La cancha de Ferrocarril Urquiza, en Villa Lynch, está igual que hace 50 años -pese que su fútbol esté gerenciado-: las tribunas construidas con los durmientes del ferrocarril lindante, las copas de los árboles cubren el sector visitante e incluso hay un parque con calesitas y toboganes. El estadio "Antonio Arias" del club Liniers, en Villegas, sigue teniendo la cabina de transmisión más grande del mundo -según los relatores que la visitaron- ya que los periodistas relatan los partidos desde los techos de los vestuarios, detrás de uno de los arcos. En Victoriano Arenas el rechazo violento de un jugador termina irremediablemente con la pelota flotando en las turbias aguas del Riachuelo. Justamente en ese sector de Valentín Alsina lo único que tiene vida es la cancha, que forma una especie de península rodeada por fábricas abandonadas y basurales. El ascenso está lleno de estos paisajes, algunos más decadentes y otros pintorescos. En definitiva, la marginalidad seguirá siendo su marca distintiva a pesar de los sponsors, de los empresarios fantasmas y del show televisivo.


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